Por Luisa F. Gómez
En las calles hay gente, hay buses también, se ven casas y edificios a lado y lado; en la ciudad hay un mundo chiquitico que parece gigante; en la ciudad también estás tu, también estoy yo; en la ciudad te imagino caminando, en la ciudad hemos caminado; en la ciudad está la tarde y la noche cuando vamos por el centro y en la séptima se han fijado en las paredes y en los andenes apartes de conversaciones sueltas… que la madera, que la música, mala, ah sí a mí también me gusta, también han quedado videos que se transmiten en los muros de la ciudad… hay uno de abrazos, otro con encuentro de miradas y sonrisas que se regalan sin a cambio; en esta ciudad hay besos en vitrina de Tiger, besos suaves que vuelven en otros lugares de la ciudad, hay cercanía en calles: de la 5 a la 16 no es nada, sí ahí estamos cerca; también hay cafés escondidos en los barrios y sillas de parque donde llueve suave y la lluvia moja y se combina con tus lágrimas y eso se acoge en palabras y se cobija con miradas… en la ciudad hay pasos, muchos pasos, caminantes sin rumbo que de pronto encuentran el objetivo que sube a la Macarena, y el restaurante para un vinito y caminar y caminar como sobre arena, dejando huellas que luego se borran pero retornan una y otra vez cuando se pasea sobre las mismas aceras, sobre la misma playa.
En la ciudad hay floristerías que invitan a hacerte jardines de colores para verte sonreír con la boca y con los ojos; la ciudad va cambiando sus canciones y a veces suena Vicentino diciendo que “ya no puedo acercarme a tu boca sin deseártela de una manera loca…” y otras canta Miguel Ríos (que hace tiempo no cantaba) “por favor dame una cita vamos al parque entra en mi vida sin anunciarte”… esta ciudad que se mueve, canta, suspira, ríe y extraña.
En la ciudad hay floristerías que invitan a hacerte jardines de colores para verte sonreír con la boca y con los ojos; la ciudad va cambiando sus canciones y a veces suena Vicentino diciendo que “ya no puedo acercarme a tu boca sin deseártela de una manera loca…” y otras canta Miguel Ríos (que hace tiempo no cantaba) “por favor dame una cita vamos al parque entra en mi vida sin anunciarte”… esta ciudad que se mueve, canta, suspira, ríe y extraña.