Un día que duró toda la vida

De entre las horas apareció la vida, de entre las horas apareció una niña. El minutero de ese vientre, entonces grande, corrió, se detuvo, volvió a correr, y al final en el último segundo llegó justo a la hora; no habría podido ser otro el minuto ni otra la hora, en el instante exigido: un grito.  
De entre las piernas de mi madre surge mi cabeza; me arrancan de la lenta muerte en que me hallaba y me encuentro sumergida en una alberca profunda llena de palabras. Las letras se encogen, gritan, se enmudecen y tratan de decir; persigo los sonidos que se escapan, no existo. 
Primera prótesis: El cordón de carne es sustraído y reemplazado por una cadena de letras. La estructura y la función es la misma; me hacen suponer que esta funcionará mejor en el nuevo ambiente. Me llevo una… pesa.
Hay un niño; media mañana, gelatina de cereza; uniforme a cuadros, rosadito claro, es una niña; en medio de los gritos una lágrima. Si orinan de pie la a se cambia por la o, si lo hacen sentados la a toma el lugar de la o, o están haciendo popó. Misterio inexplicable, se ríen mientras lanzan chorriones de chichí, sería chévere tener uno de esos. ¡No me hice en los calzones, sólo estaba ensayando!
Segunda prótesis: El pipí es sustraído y reemplazado por la curiosidad de Andrés Nuñez, compartíamos las onces. Aún no he escuchado hablar del ‘miembro fantasma’, pero ya comienzo a vivirlo. Revelación de la pregunta de investigación que tomará el resto del día.
Después de mirar la carta por largo rato ordeno un buen trozo de carne y una cerveza. Es medio día y acompaño con un buen libro de Cortazar… esa maga… un sol picante que anuncia lluvias; un cigarrillo. El uniforme ya no es rosadito pero sigue siendo un falda; si Dios existe no es justo, entonces ¿es Dios? Tres pares de ojos; esta escena ya le he vivido, no recuerdo muy bien dónde ni cuándo, pero tengo la certeza de haber estado antes en esta posición. o-a, a-o, a-a… oaaoaaaaaaaaaa el mundo se encierra en las vocales abiertas ¡oh! ¡ah! ¡ui, pero también hay que cerrar! ¡eh!
Tercera prótesis: Los sonidos extraños que nacían del otro lado de la puerta son sustraídos y reemplazados por te quieros dulzones que se distorsionan bajo las faldas, entre los calzoncillos. Cada tanto miro hacia atrás, sé que he perdido algo, no logro recordar qué es. Ensayo ante el espejo, busco esos sonidos entre aterradores y fascinantes.
Un buen tinto, colombiano por supuesto. Hago la digestión, el almuerzo ha sido abundante; miro el cielo, entre gris y rojo se ha vuelto naranja. Reviso, en mi bolso están las llaves de mi casa. El ombligo me duele, la cadena pesa mucho en tardes como esta. Un dragón viene a posarse en mi brazo, susurra en mi oído un nombre que no alcanzo a escuchar.
Cuarta prótesis: En el intento por sustraer la cicatriz que ha dejado la varicela de la infancia, esta es reemplazada por un tatuaje no muy legible que termina resaltando la antigua marca. Tendré que detenerme para estudiar con cuidado los jeroglíficos que empañetan esta cueva. Dudo; no sé si intentar volver, de pronto no hay puerta de salida, puede ser la misma de entrada y sólo estoy caminando en círculos sin atreverme a tomar el desvío posible.
Ahora estoy en casa, los pies duelen un poco; una música suave y tranquila sale del computador y se toma todo el espacio. Joaquín se restriega contra mi pierna, él también sabe que la soledad del día ahora se acompaña con la voz que nos llama. El peso de la cadena se hace casi imperceptible cuando la dejo caer en la cama. Leo un poco, imagino; la investigación continúa. Los amigos llaman, nos hemos vuelto como hermanos. Me abrazo a una piel cálida, me cobijo con su olor. Duermo.
Quinta prótesis: Me sustraigo de la vida, la reemplazo por el sueño. Arranco las prótesis que han estado expuestas, lucen desgastadas, opacas; las lustro, intento dejarlas a un lado pero como pegamento ruedan por mi piel: de la mano al pie, a la cabeza, de ahí por la espalda, intento soltarlas con el puño, se quedan entonces adheridas allí, no lo logro. La habitación está vacía, se desdibuja; oscuro, no sé si es oscuro tampoco si es claro… un grito. 
19.10.09

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