EL DES-ENCUENTRO

Se propuso encontrar su complemento, su media naranja. Fue de aquí para allá, recorrió rincones que no había imaginado antes. Un día, al salir de una tienda, con el rabito del ojo, vio pasar a alguien rápidamente; la forma en que caminaba, la ropa que lucía, su altura y el ímpetu con que atravesaba los espacios lo dejó fascinado. Al voltear no encontró a nadie. Recorrió el centro comercial, fue de tienda en tienda, salió a los parqueaderos… nada, ni rastro. Se fue a su casa, entró al baño; desilusionado y triste, se lavó los dientes, secó su rostro; al salir del baño, con el rabito del ojo alcanzó a ver al mismo de la tienda que se alejaba rápidamente

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