CON LA CABEZA BIEN PUESTA… EN EL SUELO

Súbitamente abrí los ojos; estaba caída en el techo. La noche habías sido pesada y caí de la cama, me levanté y quedé parada de cabeza en el suelo. La puerta sellada impedía que yo saliera, que alguien entrara; abrí el closet y fui a dar al baño, de la regadera salía jabón y con el shampoo mi pelo quedaba mas pegajoso; tomé la toalla y la frescura del agua hizo lo suyo.

En el teléfono un mensaje: ‘Te amo’; corrí a su encuentro, me abrazó, yo me quedé; se fue. La cita era a las ocho, dieron las diez y ninguno llegaba. En el almuerzo cada bocado hacía que el hambre creciera. En la tarde, la mañana. En el trabajo cada letra que escribía desaparecía una anterior. Por fin la noche; la cama en el techo, aspiración de sueños encumbrados; con los ojos abiertos sueño: veo a todos patas arriba insistiendo en que quieren alcanzar el cielo con sus manos.

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