ENTRADAS 3 Y 4

Llueve tanto que alcanzan a hacerse pequeños pozos de agua disimulados bajo el pasto. Pongo la bota en el suelo y el agua vuelve a subir, quiere treparse por mi zapato, salvarse del centro de la tierra.
Las perras ya se han cansado de estar fuera mojándose. Han entrado por lo menos cuatro veces en casa con el agua escurriéndole por los pelos. Las miro mientras las seco: el pelaje se ha cubierto de espinas gruesas, púas acuáticas que se deshacen con la fricción de la toalla.
El sonido de la lluvia golpeando en las tejas me hace cosquillas dentro; excita una sensación angustiante; me hace abrir las fosas nasales, querer tragarme todo el aire, quedarme viendo el viento como si fuera nada. Tal vez son las gotas en los zapatos que se me han metido por entre las uñas, se han trepado por mis piernas…
Ver la entrada original 279 palabras más
Poesía, como la lluvia que cae
Me gustaLe gusta a 1 persona
Gracias, Paula. Tu comentario me hace pensar en el placer de dejar que la lluvia resbale por la vida.
Me gustaMe gusta