Entradas 5 y 6

Se llama Uña de gato, la llaman así. Es una hiedra; trepadora la muy sinvergüenza. Así, lento, lento, sin que hayamos notado sus garritas amarillas, medio peludas, asiéndose a las rocas, su cara verde puntuda estirada hacia arriba, así se fue subiendo y cuando nos despabilamos ya estaba encaramada hasta el techo. Se sujeta con fuerza a la pared; al llegar al filo de la terraza, se arrastra por el suelo; quiere tomárselo todo.
El podador lo hace sin recelo, es un verdugo, no tiene compasión: cierra con fuerza la tijeras, se hace el sordo, como si no hubiera quejido ni huesitos rotos. A los pocos días ya está de nuevo trepando, rejuvenecida, con el verde más suave, nuevo.
Le he visto asomada en el estudio. Pone sus manitas en el marco de la puerta ventana, cada día un poco más visible, con el penacho…
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